domingo, 28 de octubre de 2012

Premio

Hoy vengo con un premio que me han otorgado desde el blog de Perdida en la noche, muchas gracias por nominarme ^^



Tengo que contestar a unas preguntas:

1.¿Te gusta el deporte? No mucho, soy una negada en ellos, siempre acabo dándole un balonazo a alguien o cosas así. El único deporte que me gusta (más bien, me encanta) es el patinaje. Todos los días patino varias horas.

2.¿Cuál es tu hobby? Tengo tres: patinar, escribir y leer.

3.¿De que color son tus ojos? Marrones.

4.¿Cómo es tu cabello? Castaño claro, con algún mechón rubio.

5.¿Eres zurda o diestra? Diestra.

6.¿Tienes muchos secretos? Sí, tengo bastantes, pero ninguno especialmente gordo.

7.¿Qué nombre le pondrías a tu hijo? Pues no lo tengo pensado, la verdad xD

8.¿Quisieras besar apasionadamente a alguien? Bueno... Mejor paso a la siguiente pregunta...

9.¿Te arrepientes de algo? De muchísimas cosas, soy ese tipo de persona que tiene siempre sus fallos en la memoria, dándome la lata en el subconsciente.

10.¿Tocas instrumentos musicales? Ojalá, pero la música me odia. Nací sin ritmo ni oído musical. No soy capaz ni de tocar el xilófono (y esto es cierto, no exagero), pero me gustaría saber tocar el violín, el piano o la guitarra.

11.¿Tú película favorita? Catwoman, no sé por qué, pero me encanta.

12.¿Extrañas mucho a alguien? A varias personas. A mi hermana, por ejemplo.

Y mis nominados son (redoble de tambores): 



http://bleiy-doll.blogspot.com.es/

http://booksmarie.blogspot.com.es/

http://navegando-entre-nubes.blogspot.com.es/

Bueno, gracias otra vez por el premio y hasta la próxima entrada ^^

viernes, 26 de octubre de 2012

Relato V: El club de los corazones rotos

El parque por la mañana siempre me había parecido precioso. Atajando entre árboles y con cuidado de no pisar las flores, llegué a mi sitio preferido. Un banco, en el lugar más escondido del parque, al lado de un sauce llorón, que era el mejor lugar para leer sin ser molestado.

Pero ese día no había tenido suerte. Había una persona sentada allí. Un chico, más o menos de mi edad que se sentaba, con los hombros hundidos y la mirada perdida.

-Hola.-murmuré, sentándome a mi lado.

Eso bastó para que me mirase y pude ver en su rostro una tristeza que no me era desconocida.

-Hola.-contestó, extrañado de que una desconocida le estuviese hablando.

-¿Cómo se llamaba?-pregunté, nunca me ha gustado andarme por las ramas.

-¿Qué?

-La chica por la que estás aquí. Su nombre.

-¿Cómo sabes que estoy aquí por una chica?

-Llevo viniendo aquí practicamente a diario desde hace meses, y siempre que alguien me ha quitado el sitio, ha sido por alguna tristeza. Y me jugaría lo que fuese a que la tuya tiene nombre y apellidos.

-¿No puedo estar triste por otra cosa?

-No, porque tienes esa cara. La cara de: ¿en qué me he equivocado? Es la cara que ponemos todos cuando una relación sale mal.

Sonríe casi imperceptiblemente, aunque la alegría no llega a sus ojos.

-Te das cuenta de que si estoy así por que me ha pasado cualquier otra cosa estás quedando fatal, ¿no?
-¿Acaso me estoy equivocando?

-No.-reconoce a regañadientes tras unos segundos de silencio.

Espero sin decir nada, porque sé que va a empezar a hablar para desahogarse y no quiero interrumpirle.

-Se llamaba... Bueno, su nombre tampoco es importante, al fin y al cabo. Era perfecta. Guapa, lista, simpática, divertida, amable, cariñosa... Lo tenía todo. Y me quería. Pero no fui el único que se dio cuenta de lo maravillosa que era.

-¿Se fue con otro?

-Sí.-respondió, concentrando en dos letras todo el dolor de un corazón roto.

-Pues vaya con la chica maravillosa.

-¿Esa es tu manera de animar?¿Meterte con la chica a la que amaba?

-A la que amas.-le corregí.- Si ya no la quisieses, no estarías así. Y no trataba de animarte, yo no puedo hacer eso. Tienes que ser tú el que encuentre la forma de seguir adelante.

-Genial.-dijo, con sarcasmo.-Sencillamente fantástico. 

-¿A qué si?-respondo, en el mismo tono.- Bienvenido al club de los corazones rotos.

-¿Y cuántos miembros tiene tu club?

-Tantos como gente con ganas de encontrar un lugar como este banco, apartado del resto del mundo.

-Bastantes, entonces.

-Ya, el ser humano tiende a querer perderse cuando está triste. Supongo que perdernos es nuestra forma de intentar encontrar el camino correcto.

-¿Y funciona?¿Encuentras el camino correcto perdiéndote?

-No, nunca. Es imposible encontrarlo. No existe.

-Entonces, ¿por qué lo intentamos encontrar?

-Por la misma razón por la que seguimos enamorándonos. La esperanza de que algún día aparezca por arte de magia el camino perfecto. Pero luego, llega un día en que nos damos cuenta de que no hay un camino correcto. Todos tienen fallos, curvas difíciles y peligros terribles. Pero también te das cuenta de que, aunque no sea perfecto, hay un camino por ahí esperándote, aguardando a que llegues tú. No para ignorar sus fallos, si no para aprender a amarlos como parte del camino. Hasta entonces, seguimos perdidos.


domingo, 21 de octubre de 2012

Queridas personas que todavía no habéis nacido

¿Sabéis ya a qué mundo vais a llegar?¿Lo habéis visto? No es el mejor, lo reconozco, y nuestra especie (los humanos) tampoco es perfecta, pero se hace lo que se puede. El problema es que mucha gente solo piensa en si misma, y pone difícil el hacer de este mundo un lugar mejor.

¿Estáis asustados por lo que os espera? No es para tanto, no os preocupéis. Los primeros años son los mejores, tenéis a todos pendientes de vosotros y el mundo parece un lugar fantástico. Os harán creer que todo es maravilloso, pero no os lo creáis demasiado porque luego vienen decepciones.

Llega un momento en el que te separan de tus padres y te meten en una clase con más gente de tu edad. Al principio está bien, es divertido, se juega mucho y haces nuevos amigos.

Así que, los primeros años, todo está bien, no tenéis porque estar asustados. Luego viene una etapa más complicada. Crees que tu vida es horrible, que nadie te comprende, que eres distinto al resto y hay días que lo pasas fatal. Bienvenido a la adolescencia.

Más o menos por esa época, conoces a una persona especial. Te enamoras perdidamente de él/ella. Son sentimientos nuevos para ti, así que a lo mejor estás algo confus@ pero no te preocupes, nos pasa a todos. En ese momento, hay dos opciones, o bien esa persona te corresponde y empezáis a salir, o no te corresponde y te destroza el corazón. Puede que pienses que lo mejor es no decirle nada, seguir siendo amigos sin que sospeche de tus sentimientos, pero no te lo aconsejo, porque luego te quedas con la duda y es peor.

Si empezáis a salir, todo es maravilloso. Todo son "te quieros", "no puedo vivir sin tí", "eres lo más importante de mi vida", etc. Lo más probable es que eso no acabe bien, así que te va a doler un poquito (bastante). Pero no te preocupes, es muy normal. Sueles tener un par de destrozamientos de corazón antes de encontrar a la persona correcta.

Después de eso, probablemente te deprimas un poco. Te creerás inútil, y pensarás que nadie puede quererte. Te equivocas. Eres una persona maravillosa, y yo lo sé, aunque todavía no hayas nacido. ¿Cómo lo sé? Porque todos somos maravillosos a nuestra manera única e irrepetible.

No te he dado muchas ganas de nacer, ¿verdad? Lo siento, pero no te iba a mentir. No sé que hay más allá de la adolescencia, todavía no lo he vivido. No sé si la cosa mejora o empeora, pero sí que te puedo decir una cosa: Vivir merece la pena.

Aunque estés hundido, aunque te creas la persona más miserable de la Tierra, no es cierto. Hay miles de cosas increíbles a tu alrededor, búscalas. Vive, sonríe y, sobre todo, no te arrepientas nunca de haber nacido.

viernes, 19 de octubre de 2012

Al mundo le falta originalidad

¿Cuándo dejó de ser bueno que todos fuésemos diferentes? ¿Qué tiene de malo que mis gustos sean distintos a los de los demás?

Yo soy distinta a la mayoría de personas de mi edad. Y eso no es malo. Entonces, ¿por que ellos piensan que sí? ¿Por qué yo debería ser como los demás?

Yo soy feliz así. Con mis locuras, mis frikadas, mis tonterías, mis buenas notas, sin beber, sin fumar, sin tener Blackberry y sin estar toda la semana pensando en ir a una discoteca o liarme con cualquier tío.

¿Qué le pasa a mi generación? ¿Está mal que yo crea que es una tontería la forma de pensar de mis compañeros de curso?

No. Yo sé que no. No me importa ser diferente. Estoy orgullosa de serlo.

Al mundo le falta originalidad. Todos son iguales, y eso es algo que no soporto. ¿Cómo pueden esperar que yo sea como ellos? No lo seré. Mi personalidad es lo único que me define, y no voy a abandonarla.

Cada vez hay menos gente como yo, que le gustan cosas distintas, que espera que el mundo cambie algún día. Por que eso es lo que espero, y sé que pasará. Algún día, la gente dejará de ser igual y serán ellos mismos.

Conozco a gente que finge tener una personalidad que no tiene, por el simple hecho de caerle mejor a alguien. Eso no merece la pena. Si no vas a caerle bien siendo tú mismo, no merece tu amistad.

Los amigos de verdad, te quieren tal y como eres. Te soportan tus locuras, te aguantan en tus penas, comparten tus buenos momentos y están ahí siempre.

No necesito una personalidad de mentira para conseguir un montón de amigos falsos, por mucho que la sociedad diga lo contrario.

jueves, 18 de octubre de 2012

Indiferencia

Hace varios días que no subo nada. Lo siento, pero no estaba de humor para hacerlo. Más bien, llevo unos días en los que no estoy de humor para nada.

¿Os ha pasado alguna vez? ¿Alguna vez habéis dejado de tener ganas de hacer cosas? A mi me está pasando. Las cosas que me gustan parecen aburridas, no soy capaz de encontrar ganas de hacer nada.

Es como si todo me fuese indiferente. Simplemente, busco la forma de que el tiempo pase de un día al siguiente, como si estuviese esperando algo. No sé que espero, tal vez tengo la esperanza de que de repente aparezca en mi vida alguna meta o objetivo. Algo que me de motivación.

Pero no aparece. Intento motivarme yo sola, pero ultimamente, la vida está muy gris. El clima parece estar de acuerdo con eso. También es gris.

Gris, lluvioso y sobre todo frío. Un frío que se te cuela en los huesos y te hace tiritar por muchas capas que lleves puestas. Un frío que solo te da ganas de acurrucarte en un sofá con una manta a ver la televisión. No es precisamente un clima que de motivación.

Este tiempo me deprime, me apaga, no soy capaz de estar activa. Quiero que vuelva el sol, el calor, pero todo lo que tengo es lluvia. Lluvia y gris, triste combinación.

sábado, 13 de octubre de 2012

Relato IV: El violinista en la noche

La alarma del despertador consigue sacarme de mis sueños. La apago, soñolienta. Las 02:50 de la madrugada, como todas las noches.

Me levanto, con cuidado de no hacer ruido, no quiero despertar a mis padres. Cojo prestadas las llaves de mi madre, que están en el mueble del recibidor, antes de salir del piso.

El ascensor me parece demasiado lento esa noche, así que subo por las escaleras los cuatro pisos que me separan de la azotea. Cuando llego, las piernas me matan, pero me siento más despierta.

En la más completa oscuridad, lucho por encontrar la llave correcta para abrir la puerta y salir a la azotea. Tras varios intentos fallidos, lo consigo y me recibe la brisa helada de la noche.

Maldigo el hecho de haberme olvidado de coger una bata, pero no voy a arriesgarme a volver a por una. Mis padres podrían descubrirme, y es lo último que quiero.

Camino hacia la barandilla del lado izquierdo y contemplo la azotea del edificio de al lado. Después, miro mi reloj de muñeca: Las 03:03, una hora curiosa. Esto me hace sonreír, pero mi sonrisa se desvanece en seguida. Normalmente a esta hora ya está aquí, ¿no va a venir?

Me muerdo el labio inferior, como hago siempre que estoy preocupada, pero entonces oigo un ruido. La puerta del edificio que estoy observando se abre y una figura camina hasta el centro de la azotea.

Está demasiado oscuro para poder saber quién es, como siempre. Las noches de luna llena me han permitido reconocer que es la figura de un hombre, pero nunca he podido distinguir su cara.

Como siempre, intento averiguar quién es. He visto a todos los que viven en ese edificio e intento relacionarles con esa silueta. Pero no consigo adivinar cuál de ellos es. Tampoco quiero hacerlo, prefiero que siga siendo un misterio.

Tengo la impresión de que mira hacia mí, pero no puedo estar segura. Ni siquiera sé si alguno de todos los días que he venido a verle se ha fijado en mí.

La figura, como todas las noches, saca un violín de la funda que llevaba en la espalda y empieza a tocar. La música llega a mis oídos y no puedo evitar una sonrisa, como siempre que la escucho. Hoy es una melodía triste, melancólica. Como la que escuché la primera vez que vine aquí...

Ese día yo estaba hundida, deprimida por muchas cosas. Y había decidido acabar con todo. Estaba en ese mismo sitio, asomada a la barandilla, a punto de saltar cuando empezó la música. El sonido más maravilloso que había oído jamás. Y yo era la única que podía escucharlo.

Había investigado a todos los que vivían allí, y nadie parecía saber tocar el violín, ni iba a clases de música. Fuese quién fuese, mantenía su música en secreto para todo el mundo. Excepto para mí, que iba cada noche a escucharlo.

Merecía la pena estar más cansada por las mañanas solo por poder escuchar el increíble sonido que salía de aquel violín. El sonido que había impedido que yo acabase con mi vida.

Desde aquel día, todas las noches, de tres a cuatro de la mañana, venía a la azotea a escucharle. Gracias a eso, lo superaba todo. Gracias a eso había aprendido que la vida solo es triste si tú dejas de buscar las maravillas que tiene.

Me prometí a mi misma que algún día, de alguna forma, le daría las gracias. Por haberme enseñado que merece la pena seguir adelante. Que la vida tiene cosas demasiado bonitas para desperdiciarlas.

La vida, como la música, es un regalo que pocos saben apreciar, pero que siempre está ahí.


viernes, 12 de octubre de 2012

Estoy enferma

Tengo un relato en la cabeza, y tenía pensado subirlo hoy. Pero estoy enferma, y no me siento muy creativa, así que lo dejaré para cuando me encuentre mejor. Mientras tanto, os voy a dejar un vídeo de una canción que he encontrado en Youtube y que me encanta, a ver si os gusta:



Hasta la próxima entrada, que espero que sea pronto (y lo será si deja de dolerme la garganta), besos ^^

martes, 9 de octubre de 2012

Relato III: Grulla de papel

El cielo estaba cubierto por algunas nubes, pero no parecía que fuese a llover. Menos mal, porque mi paraguas se había quedado en casa. 

Estaba sentada en la parada del bus, esperando a que éste llegase, mientras contemplaba a la gente pasar. Odiaba las mañanas por la expresión de la gente, nadie sonríe por la calle tan temprano. El ambiente general es de tristeza y abatimiento.

Una señora pasó cerca de mí, paseando a un perro. El animal, se acercó a mí, con intención de que le acariciase, pero la señora tiró de él sin dignarse a mirarme siquiera, apartándolo de mí. 

Siguiente persona, un empresario con traje que caminaba con prisas. Al pasar junto a mí, me pisó, pero no se paró a disculparse aunque escuchó perfectamente mí "ay" de dolor.

Por la mañana nadie tiene ganas de ser amable. O tal vez no es solo por la mañana, tal vez el mundo se está volviendo triste y las sonrisas se están extinguiendo.

Llegó el bus y paró frente a mí. Las puertas se abrieron con un ligero ruido y entré.

-Buenos días.-le dije al conductor con una sonrisa, al pagar el billete.

No respondió, se limitó a darme el ticket.

El bus estaba prácticamente vacío, solo un par de señoras al fondo, una mujer joven y un adolescente. Me dejé caer en un asiento al lado de una ventana y miré a través del cristal mientras el vehículo se ponía en marcha.

Solo vi más caras serias al contemplar por la ventanilla. El frío de la mañana parecía consumir lentamente a la gente, deprimiendoles, quitándoles las sonrisas.

Jugueteé con el ticket un rato y después, empecé a doblarlo. Primero un cuadrado. Un triángulo. Una especie de cometa. Y al final, por fin, terminé una grulla de papel.

Había hecho decenas de esas, y siempre se las daba a alguien. ¿A quién podía entregarle esta? Lo supe en seguida. 

Cuando el bus paró, me di cuenta de que era la parada anterior a la mía, así que me levanté para acercarme a la puerta. Entraron una mujer con su hijo y se fueron desplazando por el bus. El niño fue a sentarse al sitio en el que yo había estado.

Lo último que vi antes de bajar del vehículo, fue al niño coger la grulla que había colocado en la ventana y sonreír. 

Tal vez el mundo lo único que necesitaba era gente que quisiese sacarles sonrisas a los demás. 

lunes, 8 de octubre de 2012

Despedida

Me habían avisado de lo mucho que duele una despedida. Pero nadie me dijo jamás el vacío que deja una persona cuando se va lejos.

Mi hermana se ha ido a la universidad. Ya no vive en la misma casa que yo. Ni siquiera en la misma ciudad, ni en la misma comunidad autónoma. Más de seiscientos kilómetros me separan de ella en este instante. Y ahora me doy cuenta, de que la quiero mucho.

No puedo acostumbrarme a estar sin ella. Simplemente, no lo acepto. Saber que se ha ido y que no volveré a pelearme con ella por el cuarto de baño. Que no veremos la tele juntas. Que no iremos juntas andando al instituto todas las mañanas, como hacíamos antes. Que no tendré que despertarla por las mañanas cuando le toque sacar a la perra. Que no abrirá mi puerta sin llamar antes, cosa que siempre me molestó. Que no discutiré con ella para que me deje el teléfono.

No lo acepto. No puedo aceptarlo. Es mi hermana y ya no está. No está. Siempre supe que llegaría el momento de que se fuese, pero nunca pensé que luego tendría que vivir sin ella. Soy así de tonta, solo acepté el hecho de que se iba, no me di cuenta de que eso implicaba que ya no iba a estar. 

La echo de menos. Mucho. Aunque no pasásemos mucho tiempo juntas. Aunque a veces discutiésemos y nos enfadásemos. Ella debería estar aquí, conmigo, pero no está.

Es como si hubiese un vacío en mi vida, algo falta y por eso, incluso las cosas que no han cambiado, son diferentes. 

Te echo de menos, hermanita. Estás demasiado lejos para poder hablar contigo o simplemente verte. Y eso no está bien. Pero sé que es lo que tenía que pasar, y espero que seas muy feliz, estudies mucho, saques buenas notas y luego consigas un buen trabajo. Aunque eso signifique que no volverás a vivir conmigo.

No te lo digo mucho, y no leerás esto, pero aún así: TE QUIERO MUCHO. Sé feliz, y no me olvides, por favor. Yo seguiré extrañando vivir contigo.

viernes, 5 de octubre de 2012

Relato II: Corre.

Inspirar. Espirar. Inspirar. Espirar. Inspirar. Espirar. Inspirar. Espirar.

Cada dos pasos, una respiración. Mi pecho se hinchaba y se deshinchaba mientras forzaba a mis pies a ir cada vez más rápido.

-¿Por qué corres?-me preguntaba siempre la gente.

-¿Por qué respiras?¿Por qué late tu corazón?-solía responder yo.- Para mí es tan natural como eso, tan necesario como cualquier función vital.

Correr no me gustaba, estaba por encima de eso, era mi vida. No había mejor forma para mí de desconectar y sentirme en paz.

Parecía una broma pesada el hecho de que ahora tuvieses que correr para salvar mi vida. Ya no había paz, ya no había felicidad al aumentar la velocidad, simplemente un miedo atroz que me recorría por completo.

Les tenía detrás, casi a punto de alcanzarme. No giré la cabeza en ningún momento para comprobarlo, pero estaba segura de ello. Instintivamente, sentía la muerte siguiendo mis pasos. Demasiado cerca.

"No voy a rendirme ahora"-me dije, con lágrimas amenazando con inundar mis ojos, contenidas solo por mi voluntad. No era momento para tener la visión borrosa por el llanto. No era momento para la debilidad. Tenía que ser fuerte. Después de años de correr a diario, era rápida, muy rápida.

Solo esperaba que eso fuese suficiente.

Apreté el paso todavía más, mientras mis músculos se quejaban de dolor. Las calles estaban desiertas, no habían dejado a nadie vivo. Yo era la última.

De repente, delante de mí aparecieron más de ellos. Maldije entre dientes, viéndome rodeada, pero vi mi salvación en un callejón y me lancé hacia él, sorprendida de seguir consiguiendo correr.

Vi la sorpresa en sus ojos, no se esperaban que consiguiese escabullirme y me permití una sonrisa, lo iba a conseguir.

Un muro. Callejón sin salida. Me detuve y mi sangre se heló en mis venas. Me giré lentamente y allí estaban ellos, tapándome mi única salida.

Atrapada.

Ser rápida no había sido suficiente.

martes, 2 de octubre de 2012

Fireflies-Owl City

Ultimamente me han pasado algunas cosas, y no estoy de humor para escribir nada largo, así que no tenía pensado subir nada durante un tiempo. Pero he decidido enseñaros la canción que me anima a ser positiva y me ayuda a saber que todo irá a mejor. Tal vez ya la conozcáis, pero para mí es muy especial.